Vital Tango
La Psique-organismo que soy funciona de forma bipolar, por eso tengo el cerebro dividido en dos hemisferios con funciones distintas, en el derecho se aloja la intuición y la capacidad de vislumbrar soluciones nuevas, mientras que en el izquierdo reside la capacidad de expresión y de ejecución; lo mismo que soy zurdo, o diestro y no ambidiestro. Y por esa misma razón me identifico con un género, ya sea masculino o femenino. Lo cual supo interpretar perfectamente el Tango al crear un rol para el hombre y otro para la mujer. En la cultura china a estas polaridades las denominan yin y yang.
El rol de la mujer en el Tango está diseñado para que pueda expresar su feminidad, la cual es intrínseca a la persona y va más allá de la técnica que pueda ser aprendida. El hombre propone un movimiento, y la mujer lo amplifica en el espacio haciéndolo visible al espectador, con una gracia que le es propia.
El hombre genera la energía y la transmite al cuerpo de la mujer a través de su pecho. Y si se baila en la milonga protege a ésta de las invasiones de las parejas circundantes. Lo que permite a la mujer concentrarse exclusivamente en el desarrollo de su arte.
Por tanto, entiendo que la distribución de roles genera la cooperación necesaria para la trascendencia de los mismos.
Igualmente, entre los innumerables estilos que van surgiendo en la forma de bailar, podemos distinguir los yang buscando la velocidad y la acrobacia y los yin, interesados en el sentimiento íntimo y la conexión afectiva.
La libertad es permitir que cada cual elija el estilo que mejor se adapte a su personalidad y a su momento evolutivo, es fácil de entender que en la juventud se prefiera un estilo yang y que con la edad se vaya evolucionando hacia formas yin. La pluralidad de estilos en las milongas es una muestra más de la grandeza del Tango.
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