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Vital Tango

Lo primero al iniciar el baile es abrazarse y cómo sea ese abrazo ya es un preludio de lo que vendrá después. El abrazo ha de ser tierno pero firme, ha de permitirr libertad de movimientos, pero también otorgar seguridad, apoyo, indicaciones claras, nos ha de proteger, no sólo de peligros externos, como la colisión con otros bailarines, sino también de nuestros demonios interiores, porque aunque nos guste creer que el yo es una entidad estable, un observador ecuánime y distante, la verdad es que cuando bajamos nuestras defensas y dejamos que fluya el inconsciente, nos adentramos en un mar que puede pasar de la calma a la tormenta en un santiamen, por eso bailar Tango es un viaje imprevisible, y en esa adjudicación de roles en la que la mujer puede ensimismarse y el hombre permanecer alerta, el abrazo constituye la nave sobre la que ambos viajan. Y del hombre depende que no sea a la deriva. La mujer abrirá su Caja de Pandora, sólo si encuentra la suficiente confianza, como para asumir el riesgo de expresarse plenamente. El abrazo es una invitación a arriegarse, ¿y qué es la Vida si no se corre dicho riesgo?

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